EXPERIENCIA DEL CUIDADOR
Vicente Cuquerella Soro ha sido nuestro auxiliar de enfermería y actualmente está jubilado pero colabora activamente con la Unidad de memoria. Ha participado en talleres de formación a cuidadores y atiende a los familiares siempre que lo necesiten. Dada su dilatada experiencia ha creado una Asociación de familiares de Alzheimer y su propia página web. No dejen de escucharlo.
Mi tía abuela me ha criado, es una mujer viuda de 80 años y ella con su trabajo y empeño nos ha sacado para adelante a mi hermano y a mí. Ahora ya jubilada y con una salud envidiable se comporta de un modo extraño. Todo empezó con el programa “A la Carta de Canal Sur”. Ella lo veía todos los días y comentaba que se había hecho amiga íntima de la cantante María del Monte. Yo llegaba a casa y la veía toda emocionada preparando la cena para ella y María, con la mesa puesta para las dos. Me contaba que le había comprado un regalo, o que la había llamado por teléfono no sé cuantas veces. A mí me parecía todo muy raro. Otro día me dijo que tenía un idilio con Salvador, un colaborador y cantante también del programa. Que tenía que quedarse a cuidar de los niños de éste esa tarde pues él se estaba separando de su mujer por ella. Al día siguiente me pidió que la acompañara a una tienda de lencería pues tenía que comprarse un conjunto de ropa interior para sorprender a Salvador. Esta actitud disparatada en ella fue la que nos llevó a ir al Neurológo. Tras explorarla y hacerle múltiples tests que ella
contestó divinamente, el médico me explicó que tenía un proceso llamado DELIRIO y que en personas mayores previamente sanas suele preceder a una Enfermedad de Alzheimer. También nos dijo que si no le afectaba de modo importante en su vida y ella estaba contenta con la situación no era necesario ponerle un tratamiento sedante neuroléptico que podría provocarle
efectos secundarios importantes. Por ello nos invitó a participar en el delirio de forma que pudiéramos ayudarla en vez de enfadarla y evitar tratarla como una loca. Siempre supervisándola y moderándola en lo que pudiéramos. Le pidió pruebas para diagnosticar una enfermedad neurodegenerativa.
P. López Saenz
Mi madre siempre cuidó de mi abuela. Ahora que ésta ha fallecido mi madre está muy triste, sin ganas de nada. Ha dejado de hacer las labores de la casa, no se quiere levantar por la mañana y llora a menudo. No quiere asearse y ha perdido el interés hasta por sus nietos que le daban la vida. Mi padre la está ayudando en las tareas, de modo que él es el que va a la compra y hace de comer. Así llevamos 5 meses y me da la sensación que a mi madre se le ha
olvidado cocinar y planchar. Tampoco mejora mucho con los fármacos que le ha puesto el psiquiatra. Por ello su médico de cabecera la derivó a la Neuróloga. En la consulta le hicieron tests que mi madre apenas pudo realizar pues de pequeña no fue a la escuela. Luego la doctora le realizó una prueba de Medicina Nuclear y una punción lumbar y nos dijo que tenía un principio de Alzheimer y que por ello la depresión era tan difícil de tratar. Le ha cambiado los fármacos y nos ha animado a hacer actividades con ella. Mi madre no quiere ir a ningún centro de mayores pues sólo tiene 63 años y se siente mal en esos sitios dónde ve a gente muy limitada. La psicóloga ha dicho que la mejor estimulación es que vuelva a hacer una vida activa. Así va al supermercado con mi padre y a la plaza que a ella le gusta. También por la tarde vamos a ver escaparates aunque no compremos. La ponemos a jugar al cinquillo, a la brisca y al bingo con los nietos. Me emociono cuando la oigo leer bingo y mi hijo la corrige. Entender la enfermedad y acompañarla, desprendernos de la culpa y el reproche ha sido fundamental para nosotros. Nos hemos organizado los hermanos para cuidarla con mi padre. Tenemos tiempo pues es una larga enfermedad. Día a día intentamos sacar lo mejor de ella y reírnos hasta de sus despistes y salidas.
M. Pérez Garcia